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jueves, 24 de abril de 2014

La supuesta maldición que un indio nativo lanzó contra los presidentes de EEUU




Corretea por la red, desde hace varios años, una curiosa lista cuyo propósito es comparar las sorprendentes casualidades que existieron entre dos de los presidentes más famosos de los Estados Unidos: Abraham Lincoln y John F. Kennedy.

Cabe destacar que muchos de los datos que ahí se reflejan no son del todo correctos o están puestos de un modo en el que exista, a propósito, alguna coincidencia entre ambos. Pero una de las cosas a destacar es cuando se llega al apartado sobre el fallecimiento de ambos, producido por atentado y se vincula directamente con una antiquísima y supuesta maldición que fue lanzada en 1836 por un indio nativo llamado Tenskwatawa, más conocido como ‘el Profeta Shawnee'.

El motivo por el que supuestamente lanzó dicho maleficio venía precedido de la batalla de Tippecanoe que enfrentó en 1811 a una confederación de pueblos tribales liderada por Tecumseh (hermano de Tenskwatawa) con el ejército de los EEUU comandado por William H. Harrison.

A raíz de la opresión que mantuvo el ejército yanqui hacia los nativos se gestó una leyenda que se convirtió en una tradición oral, por la que, según parece, un cuarto de siglo después de lo acontecido en la mencionada batalla el profeta indio predijo la derrota en las urnas de Harrison para las elecciones que se iban a celebrar ese mismo año pero auguró que ganaría la siguiente (en 1940) y lanzando una profecía por la cual aseguraba que moriría antes de finalizar el mandato, ocurriéndole lo mismo a todos los presidentes que fuesen escogidos en un año terminado en cero.

Evidentemente esto no tiene fundamento histórico alguno y la gran mayoría de historiadores se han ocupado en desmentir que Tenskwatawa echase maldición alguna. No se sabe cuándo, ni el medio que se utilizó para difundirlo por primera vez, pero todo apunta a un antiguo viral, mucho antes de que llegase internet, que se realizó aprovechando el casual fallecimiento de algunos presidentes norteamericanos, aunque muchos de los datos que se aportan para que parezca creíble están tergiversados o tienen algún error.

Esta es la lista de presidentes, datos y motivos que se dan para argumentar la posible veracidad de la conocida como ‘Maldición de Tecumseh’:

El primero de ellos fue el propio William H. Harrison quien murió en 1841 a causa de una neumonía un año después de ser elegido. Dos décadas después, en 1865, fue asesinado Abraham Lincoln mientras estaba en su segundo mandato, aunque fue el primero el que ganó en 1860. También fue asesinado, en 1881, James Garfield, tras un año en la Casa Blanca y lo mismo le ocurrió, en 1901, a William McKinley. Warren Harding, que ganó las elecciones en 1920, moría tras un ataque al corazón en 1923.

Donde más cojea esta lista es al llegar a Franklin D. Roosevelt, quien murió debido a una hemorragia cerebral en 1945 tras iniciar su cuarto periodo presidencial. Los defensores de la Maldición de Tecumseh se escudan en que el tercer mandato de Roosevelt se produjo tras ganar las elecciones de 1940.

El séptimo y último presidente que falleció en el cargo y fue elegido en un año cero fue John F. Kennedy, asesinado en el atentado de Dallas de 1963.

Pero claro, desde entonces ningún otro mandatario estadounidense ha muerto ocupando el cargo, poniéndose como excusa que la maldición desapareció gracias a Nancy Reagan, ya que argumentan que ésta había contratado a una serie de astrólogos y videntes que ‘deshicieron el maleficio’, causa por la que defienden que el 30 de marzo de 1981, un año después de haber sido elegido presidente, Ronald Reagan no murió en el atentado que sufrió en Washington y haciéndose extensible al siguiente al que le hubiese tenido que ocurrir: George W. Bush, quien aunque no padeció enfermedad grave o atentado alguno que acabó con su vida, sí que ocupaba el cargo durante el 11 de septiembre de 2001, fecha en la que Al Qaeda atentó contra los Estados Unidos.

Evidentemente, en este tipo de historias hay un enorme grado de invención por parte de aquellos que creen en hechos paranormales y teorías de la conspiración y, aunque se ha dado alguna casualidad, hay que tener en cuenta que la mayoría de los casos expuestos están cogidos por los pelos e incluso trastocando algún que otro dato para que pueda encajar en este tipo de historias que carecen de base alguna.

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