Misteriosamente, los desechos plásticos que contaminan la superficie marina están desapareciendo. Dos hipótesis han surgido para explicar este curioso fenómeno; ya sea que se están descomponiendo en pequeñas partes indetectables o que se han sumergido al interior de los océanos.
El ecologista Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz, en España, y sus colegas descubrieron la misteriosa reducción de plástico al analizar la cantidad de basura flotando en los océanos, así como las tasas de producción y eliminación de plástico. Temen que la acumulación de plástico en el fondo del océano podría modificar el ecosistema más grande del mundo, antes de que tengamos la oportunidad de conocerlo por completo.
La época moderna se ha denominado la era del plástico. Conforme la sociedad produce cada vez más plástico, más basura llega al océano donde las corrientes lo transportan a varias regiones subtropicales como el Gran Parche de Basura del Pacífico. En la década de 1970, la Academia Nacional de Ciencias estimaba que cerca de 45,000 toneladas de plástico llegaban a los océanos cada año. Desde entonces, la producción mundial de este material se ha quintuplicado.
Cózar y su equipo circunnavegaron el mundo en 2010 a bordo de una embarcación denominada Malaspina. Recolectaron muestras de agua de la superficie marina y midieron las concentraciones de plástico. Analizaron también datos de otras expediciones, estudiando en total 3,070 muestras. Esperaban encontrar entre 7,000 y 35,000 toneladas de plástico en los océanos, pero sorprendentemente no hallaron la basura que buscaban.
Sospechan que el plástico se ha desintegrado en pequeñas piezas, de aproximadamente 5 milímetros. Otra posibilidad es que se haya sumergido a las profundidades marinas. Se desconoce el impacto que podría tener esto sobre el medio ambiente. Al haber menor cantidad de basura en la superficie, menos especies marinas entrarán en contacto con ella. Sin embargo, los peces pequeños podrían estar ingiriendo los microplásticos. Al ser una parte importante de la cadena alimenticia, podrían estar intoxicando a las especies que se alimentan de ellos.
El descubrimiento ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Con información de Muy Interesante
El ecologista Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz, en España, y sus colegas descubrieron la misteriosa reducción de plástico al analizar la cantidad de basura flotando en los océanos, así como las tasas de producción y eliminación de plástico. Temen que la acumulación de plástico en el fondo del océano podría modificar el ecosistema más grande del mundo, antes de que tengamos la oportunidad de conocerlo por completo.
La época moderna se ha denominado la era del plástico. Conforme la sociedad produce cada vez más plástico, más basura llega al océano donde las corrientes lo transportan a varias regiones subtropicales como el Gran Parche de Basura del Pacífico. En la década de 1970, la Academia Nacional de Ciencias estimaba que cerca de 45,000 toneladas de plástico llegaban a los océanos cada año. Desde entonces, la producción mundial de este material se ha quintuplicado.
Cózar y su equipo circunnavegaron el mundo en 2010 a bordo de una embarcación denominada Malaspina. Recolectaron muestras de agua de la superficie marina y midieron las concentraciones de plástico. Analizaron también datos de otras expediciones, estudiando en total 3,070 muestras. Esperaban encontrar entre 7,000 y 35,000 toneladas de plástico en los océanos, pero sorprendentemente no hallaron la basura que buscaban.
Sospechan que el plástico se ha desintegrado en pequeñas piezas, de aproximadamente 5 milímetros. Otra posibilidad es que se haya sumergido a las profundidades marinas. Se desconoce el impacto que podría tener esto sobre el medio ambiente. Al haber menor cantidad de basura en la superficie, menos especies marinas entrarán en contacto con ella. Sin embargo, los peces pequeños podrían estar ingiriendo los microplásticos. Al ser una parte importante de la cadena alimenticia, podrían estar intoxicando a las especies que se alimentan de ellos.
El descubrimiento ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
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